Si te miras con amor, encontrarás la mujer-hombre fuerte que hay dentro de ti.
Puede que tengas una arenilla en el ojo, te molesta un día pero luego te lavas y te deja de molestar… así es como debes ver la vida. Que un desengaño no acabe contigo, al contrario, en tus manos está que ese desengaño te haga ser más fuerte.
A partir de ahora estarás más atenta (o) y poco a poco tu vida se irá ordenando.
El tiempo no borra las heridas, el perdón Si. Perdonar no te hace olvidar lo vivido, te hace recordar la experiencia y ver con claridad lo que aprendiste de ella.
El perdonar es muy importante si tú quieres vivir una vida extraordinaria. Me he encontrado con muchas personas atrapadas en sus culpas, pesares y en sus rencores, muchos de ellos queriendo poder perdonar pero “no pueden”, están luchando consigo mismo, y pasa porque sus expectativas son equivocadas acerca del perdón.
Es cierto que la vida no es justa, que hay gente que lastima, que te han hecho daño y que no merecen tú perdón. Pero, ¿Será eso lo que te hará feliz en la vida? ¿Será que es necesario vivir así con amargura?
El rencor no es un sentimiento agradable. Cada vez que piensas en la persona o en la circunstancia que lo provocó, vuelves a experimentar todas esas sensaciones desagradables como: ira, impotencia, frustración, dolor, ansiedad… todo eso es basura toxica que te causa estragos físicos en tu salud y estragos emocionales en tu mente.
¿Qué hago con esas heridas? ¿Cómo saco este rencor? ¿Cómo perdono?
Es importante entender lo que es el perdón…….
1. No es un asunto de emociones. No tenemos que esperar sentir alguna simpatía por el ofensor, para poder perdonarle.
2. No es excusar. No significa aprobar lo que hizo esa persona. No necesitamos estar de acuerdo con el ofensor ni tenemos que buscar excusas por su comportamiento.
3. No significa confiar nuevamente en el ofensor. Esto es particularmente importante cuando el ofensor no se arrepiente (y esto es muy frecuentemente).
El perdón, en este caso, no significa que la relación personal sea restaurada. La relación es restaurada solamente cuando el ofensor se arrepiente sinceramente, pide perdón y hace restitución. Mientras no sucede esto, no hay razón para confiar en él, ni mucho menos tener una relación amistosa con él.
4. No es olvidar. Algunos piensan que no han perdonado realmente porque siguen sintiéndose heridos y no pueden olvidar la ofensa.
5. Perdonar es una decisión. Es un asunto “legal”. Perdonar significa “soltar” o “condonar una deuda”.
6. Perdonar es un proceso. Nunca es bueno presionar a alguien: “Perdona no más” – esto lleva solamente a un perdón muy superficial. En algunos casos tendremos que perdonar muchas veces; cada vez que la herida surge nuevamente en nuestros recuerdos.
El perdonar es algo que haces por ti mismo, no por la persona que te hirió. Cuando perdonas te liberas a ti mismo de poder volar, vivir a plenitud y con salud de mente, cuerpo y espíritu.
Definiendo el Perdón
Comencemos con algunas puntos:
Ante todo, el perdón es más que aceptar lo que sucedió. El perdón va más allá de la simple aceptación. Uno podría aceptar una ofensa con el simple fin egoísta de “seguir adelante”, y mantener, al mismo tiempo, una fría indiferencia hacia el otro.
Es más que cesar en nuestro enojo. Ésta es sólo una parte del proceso. Con el tiempo, el perdonador tendría que tener un cambio real de actitud hacia el ofensor.
Es más que tener una actitud neutral hacia el otro. Algunos creen que el perdón se reduce a no guardar resentimiento. Tal postura no es suficiente; el propósito del proceso del perdón es que el perdonador experimente pensamientos y sentimientos positivos hacia el ofensor. Por supuesto, esto puede llevar tiempo. La neutralidad, en este sentido, puede ser un gran paso en el proceso, pero nunca el desenlace definitivo.
Y también es más que hacer algo para sentirnos bien. No hay nada malo en sentirse bien. El perdón, de hecho, aumentará la salud emocional y el bienestar del perdonador. Mucha gente comienza el proceso del perdón justamente porque está cansada de sentirse mal y quiere sentirse mejor. Pero esto solo no alcanza y a menudo resulta contraproducente el haber centrado las esperanzas en un estado puramente sentimental.
Es importante tener en cuenta que perdonar no es excusar al ofensor o agresor. Ejemplo: la esposa injustamente golpeada puede excusar la violencia de su marido, echándose ella misma la culpa de haberlo provocado con sus palabras o acciones, aún cuando esto no sea verdad o no sea toda la verdad (como sucede en las personas co-dependientes).
Esto desvirtúa el verdadero perdón, haciendo pensar que perdonar significa conformarse con ser una persona golpeada, usada o abusada, permitiendo que estas situaciones continúen sin solución. Pero no es así; perdonar significa admitir que lo que sucedió estuvo mal, y que no debería repetirse.
Tampoco equivale a olvidar los malos recuerdos. El perdón no produce amnesia; por el contrario, hay veces en que es necesario recordar eventos particulares que nos han herido, con el fin de sanar nuestra memoria.
El perdón cambiará el modo en que recordamos el pasado: éste dejará de estar marcado por la angustia, el temor, y la ansiedad.
No es tampoco cuestión de calmar los nervios. Alguien puede serenar el nerviosismo que le causan determinadas situaciones ingratas o injustas sin perdonar a los causantes de las mismas. Puedo aprender a dominar los nervios que me provoca el compañero que día a día me humilla con sus burlas, sin perdonarlo. Este dominio de nuestro carácter, o la capacidad de relajarme, es un paso importante para poder perdonar, pero no es el perdón.
Tampoco es decir “te perdono” cuando nuestras palabras de perdón suenan como desprecio.
Finalmente, tampoco se identifica, aunque se relaciona estrechamente, con la reconciliación. El perdón es un paso en el proceso de la reconciliación, ya que ésta, sin el perdón, viene a convertirse en una simple tregua donde cada parte está buscando la oportunidad para reiniciar las hostilidades. La reconciliación real requerirá el perdón de ambas partes, ya que en muchos casos habrá daños en ambos lados. La reconciliación también requiere una confianza renovada, y a veces esto no es posible.
La reconciliación también requiere que ambas partes estén preparadas para retomar la relación, y a veces sólo una de las partes está preparada para hacer este esfuerzo. De aquí que pueda suceder que alguien perdone sin reconciliarse (a veces porque la otra parte no quiere dar este paso), pero nunca podría reconciliarse de verdad sin perdonar. Si el ofensor permanece obstinado en su mal y no cambia, entonces la reconciliación es imposible.
Positivamente hablando, el perdón es:
Lic. Cristina Mendiola